Terapia de Pareja

Uno de los problemas más comunes por los que las personas solicitan los servicios de "terapia de pareja", son los correspondientes a experimentar problemas en su relación.
Muchas son las formas de acercarse o los motivos por los cuales una persona decide acudir y de una u otra forma están relacionados con el dolor, la incapacidad para manejar una situación, la relación con los hijos, con la familia de origen, la intrusión de una tercera persona, la propia personalidad o la de la pareja y más. Todo ello por supuesto, genera un descontrol en la vida cotidiana, materialmente podemos estar físicamente en un lugar y emocionalmente en otro.

Sin embargo, cuando las parejas dan el paso y se deciden acudir a terapia, tienen una serie de pensamientos casi siempre desviados de la realidad y que les sirven de parámetro de comparación para evaluar la efectividad y los resultados de la misma.

¿Para qué sirve entonces la terapia de pareja?
Tiene dos objetivos fundamentalmente: 1) tratar de construir nuevas condiciones para juntar a la pareja, o 2) ayudarles a separarse sin tanto conflicto ni dolor.
Para el primer objetivo, no importa si la relación está muy lastimada, lo importante es que ambos miembros quieran juntos dar todo de si para reconstruir la pareja, dándose una oportunidad y aprendiendo de los errores del pasado. La estrategia para construir las condiciones de regreso se hace con orientación del terapeuta (ejercicios de comunicación, hacer un trabajo de duelo si hubo experiencias anteriores de pareja, etc.) y de otras experiencias positivas de convivencia que se van probando.
En el segundo caso, cuando ya se intentó recuperar a la pareja y los intentos fueron infructuosos, se les ayuda a separarse de varias maneras. Cuando emocionalmente se separan, el dolor experimentado, puede hacer que se tomen decisiones llevadas de forma impulsiva y sin reflexión sobre las consecuencias, sobre todo cuando hay bienes e hijos de por medio.
A pesar de lo doloroso del evento, las parejas aprenden a dejar de lado el odio y el rencor, para hacerse conscientes que dejarán de ser parejas, pero no padres de sus hijos y en relación a los bienes, se les ayuda a separar la conveniencia económica de cada uno del conflicto emocional producido por la separación.

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